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LAMBO CREE EN LA GASOLINA DEL FUTURO: EL E-FUEL PODRÍA SALVAR AL MOTOR A COMBUSTIÓN
Lamborghini no quiere despedirse del rugido a explosiones que define su ADN. El nuevo V-8 biturbo del Temerario ha sido diseñado para funcionar igual de bien con gasolina fósil que con combustible sintético neutro en carbono, y la marca ve en esta tecnología la tabla de salvación que permitiría vender superdeportivos térmicos mucho más allá de 2035.
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Rouven Mohr, director técnico de la firma de Sant’Agata, lo dejó claro al conversar con CarExpert: los carburantes sintéticos “pueden ser el salvavidas del motor a combustión”. En sus bancos de pruebas, el 4.0 V-8 de 789 hp que debutará en el Temerario entrega la misma potencia y la misma eficiencia quemando e-fuel que con la gasolina premium de siempre. Eso se traduce en cero concesiones de rendimiento y abre la puerta a que Lamborghini prolongue la vida de sus bloques de ocho y doce cilindros incluso cuando la Unión Europea prohíba matricular coches que emitan CO₂ a partir de 2035. El grupo Volkswagen juega a su favor: Porsche ya produce e-fuel en Chile junto con HIF, usando energía eólica para obtener hidrógeno y capturar CO₂ atmosférico. Al combinarse, se obtiene un hidrocarburo sintético que, al quemarse, devuelve a la atmósfera el mismo carbono que se extrajo; en teoría, emisiones netas cero. Con Bentley y Bugatti también interesadas, la escala industrial podría llegar antes de lo que muchos creen, aunque al principio el litro sea tan exclusivo como una botella de champaña vintage.
El reto es doble. Por un lado, la infraestructura: refinerías verdes capaces de producir millones de barriles y una red logística que los lleve a surtidores especializados. Por otro, el precio: hoy un litro de e-fuel cuesta varias veces lo que pagamos en la gasolinera. Sin embargo, el cliente tipo de Lamborghini —y de Porsche 911 o Bugatti Tourbillon— difícilmente renunciará a un V-8 o V-12 por unos cuantos euros extra cada vez que llene el depósito. Mohr incluso sugiere que, cuando la próxima generación descubra que los eléctricos no ofrecen la misma descarga de adrenalina, renacerá la demanda de motores tradicionales alimentados de forma limpia. Para los bolsillos del gran público, la apuesta parece más lejana; Mazda, Toyota y Subaru investigan e-fuel para compactos y pick-ups, pero el grueso de la industria está centrado en baterías y semiconductores. Así, el escenario más realista pinta un mercado doble: deportivos de lujo rugiendo gracias a combustibles neutros y coches de volumen moviéndose con electrones. Aun así, que marcas tan influyentes presionen por una vía alternativa ya es en sí un fenómeno: demuestra que la revolución eléctrica no tiene por qué ser el último capítulo del motor a combustión, sino el detonante para reinventarlo y hacerlo, por fin, sostenible.