AUTOS MODERNOS
MITSUBISHI 1991 3000GT VR-4
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Vamos directo al punto: el Mitsubishi 3000GT VR-4 es mejor que un Toyota Supra y un Nissan GT-R. Si buscabas un superdeportivo japonés en los años 90, este era uno de los más impresionantes. Sin embargo, nunca recibió el reconocimiento que merecía. ¿Por qué? Porque en Rápidos y Furiosos, el personaje de Brian O’Conner (Paul Walker) iba a manejar un 3000GT, pero como no tenía techo Targa, se decidieron por el Supra. Esa simple decisión le robó protagonismo. Por eso hoy queremos rendirle homenaje.
En los 90, los nombres grandes eran Supra, GT-R, NSX y RX-7, pero el 3000GT VR-4 tenía todo para competir con ellos. Era un coche adelantado a su tiempo. Este modelo se vendió con diferentes nombres según el país: en Japón fue el GTO, en otros lugares se llamó Mitsubishi 3000GT, y en Estados Unidos salió como el Dodge Stealth.
El 3000GT VR-4 tenía un montón de tecnología impresionante. Tenía tracción en las cuatro ruedas (AWC), dirección en las cuatro ruedas, y una aerodinámica activa llamada “Active Aero Control System”. Este sistema hacía que los alerones delantero y trasero se ajustaran automáticamente para mejorar el rendimiento. También tenía un sistema de escape con dos modos: Sport y Tour, y los icónicos faros retráctiles (pop-up).
En 1999, cuando los SUVs empezaron a dominar el mercado y los cupés deportivos comenzaron a desaparecer, el 3000GT recibió una última actualización con nuevos faros, un frente rediseñado y un alerón más agresivo. Aun así, su diseño sigue viéndose fresco y moderno incluso hoy en día. Es un coche que parece salido de un concepto futurista, algo que rara vez ocurre con los autos que llegan a producción.
Este coche salió en 1991, y desde el principio el 3000GT VR-4 estaba cargado de tecnología avanzada. Tenía escape y suspensión ajustables, aerodinámica activa, doble turbocompresor, tracción total permanente y detalles de lujo que lo hacían competir con los mejores autos alemanes de la época. Era un coche completo, sin que le faltara nada importante.
El motor del 3000GT VR-4 era un V6 de 3.0 litros con dos turbocompresores, conocido como el 6G72. Este motor generaba 300 caballos de fuerza y 300 lb-pie de torque, más que el V8 del BMW E92 M3. Aunque el motor estaba montado de forma transversal debido a su origen de tracción delantera, la configuración de tracción total hacía que el coche tuviera una aceleración impresionante.
Las revistas automotrices de la época reportaron que podía acelerar de 0 a 100 km/h en tiempos que iban de 4.9 a 6.0 segundos y recorrer el cuarto de milla en 13.6 segundos a 158 km/h. En una prueba de AutoWeek, el 3000GT VR-4 logró superar al Acura NSX en aceleración, logrando 0 a 100 km/h en 5.1 segundos frente a los 5.3 del NSX.
En cuanto a la transmisión, los primeros modelos venían con una caja manual de cinco velocidades, pero a partir de 1994 recibieron una de seis velocidades. A diferencia del Supra, nunca tuvo una versión con transmisión automática, lo que puede ser una desventaja para algunos, pero los puristas lo ven como una característica positiva.
El 3000GT VR-4 era un coche pesado y ancho, lo que hacía que su manejo no fuera tan ágil como el de otros deportivos más ligeros. Tenía una tendencia a subvirar debido a sus orígenes de tracción delantera, pero su tracción total y el balance de potencia hacia las ruedas traseras lo hacían estable y confiable. La suspensión ajustable permitía cambiar entre los modos “Sport” y “Tour”, ofreciendo una conducción firme sin llegar a ser incómoda.
El interior era una combinación de tecnología avanzada y diseño clásico japonés. Tenía detalles sorprendentes para la época, como los controles de clima digitales llenos de botones y luces que te hacían sentir como en un avión de combate. Sin embargo, no era muy espacioso. Los asientos delanteros eran cómodos, pero los traseros eran prácticamente inútiles si tenías piernas.
El Mitsubishi 3000GT VR-4 fue uno de los mejores cupés japoneses de los años 90. Mientras que el Acura NSX era llamado el “Ferrari japonés” y costaba cerca de 100,000 dólares, el 3000GT ofrecía una experiencia similar por mucho menos dinero. No era perfecto, pero no necesitaba serlo. Representó lo mejor de la tecnología de Mitsubishi en una época en que la marca no era conocida por sus autos deportivos.
Este coche combinaba potencia, comodidad, tecnología avanzada y diversión al volante de una manera que pocos de sus rivales podían igualar. Es hora de darle el respeto que se merece y recordarlo como uno de los superdeportivos japoneses más impresionantes de su época.