Aunque este Saleen no lleva el nombre de Boss, en esencia sí lo es. Está inspirado en el mítico Boss 302 con el que Parnelli Jones competía en la serie Trans Am en los años 70, luchando contra rivales como los Javelins, Camaros y ‘Cudas. Esa época fue dorada para las carreras de autos musculosos y Parnelli fue una de las estrellas que más brilló.

Solo se construyeron 500 unidades de esta edición especial, lo que lo hace aún más exclusivo. Aunque no tiene el emblema “Boss” en ningún lado, sí lleva algo aún más especial: la firma del mismísimo Parnelli Jones. Este legendario piloto no solo ganó la Indy 500 y muchas otras carreras de autos de sprint, NASCAR y Baja Truck, sino que también condujo un Boss 302 Mustang para llevarse el título de la SCCA Trans-Am de 1970. Eso lo convierte, sin duda, en el verdadero “jefe”.

El Saleen/Parnelli Jones Mustang es un tributo con detalles nostálgicos tomados del Boss 302 de 1970. La carrocería pintada en el icónico color Grabber Orange está adornada con franjas negras en los costados y en el capó, las cuales enmarcan una entrada de aire tipo “shaker” funcional. Tiene una cubierta trasera negra, un alerón trasero y persianas en la ventana trasera que le dan ese toque retro tan especial. Los rines de aleación de 19 pulgadas están inspirados en los clásicos Minilite que se usaban en las carreras.

Este coche no solo es apariencia, también tiene un tren motriz y un chasis a la altura. Lleva una transmisión manual de cinco velocidades Tremec, amortiguadores Saleen N2 ajustados especialmente, resortes helicoidales de velocidad lineal y un sistema de suspensión trasera con Watts Linkage para mejorar la estabilidad. Los frenos delanteros son discos ranurados de 14 pulgadas con pinzas de 4 pistones, ideales para detener toda esa potencia.

Bajo el cofre está el motor V8 de 5.0 litros (302 pulgadas cúbicas) con 24 válvulas, pistones de aluminio forjado y un cigüeñal de acero forjado. Es un motor robusto y confiable que ofrece una experiencia de manejo emocionante y llena de adrenalina.

El Saleen/Parnelli Jones Mustang no solo tiene el estilo, también tiene el rendimiento para respaldarlo. Puede acelerar de 0 a 60 mph en 4.7 segundos y recorrer el cuarto de milla en 13.3 segundos a 106.9 mph. Aunque no es tan rápido como el Shelby GT500 2006, que hace 0 a 60 en 4.4 segundos y el cuarto de milla en 12.7 segundos, la diferencia es mínima. Además, el Saleen se siente más ágil y equilibrado, mientras que el Shelby, con sus 100 caballos más y 277 libras adicionales, es más rápido pero también más pesado y difícil de manejar.

En el uso diario, el Saleen/PJ es uno de los Mustangs más agradables que puedes conducir. Tiene potencia de sobra para un paseo tranquilo o para liberar toda su fuerza en una recta. La suspensión está bien ajustada para ofrecer un manejo cómodo sin sentirse demasiado suave. Sin embargo, no todo es perfecto: el ruido del escape, aunque suena increíble desde afuera, puede ser un poco molesto desde el interior, y la palanca de cambios a veces se siente un poco imprecisa al cambiar de marcha a altas velocidades.

Pero en una pista como Willow Springs, este coche realmente brilla. El escape deja de ser molesto y se convierte en una melodía de rock ‘n’ roll que te hace sentir en una carrera de los años 70. Es un coche con una parte trasera algo suelta, diseñado para conductores con experiencia que saben cómo aprovecharlo al máximo. Al final, este Mustang ofrece un equilibrio perfecto entre potencia, agarre y diversión.

El Saleen/PJ es, posiblemente, una de las mejores interpretaciones modernas de un Mustang clásico. Tiene el look retro y el rendimiento que esperas de un coche inspirado en las leyendas de la pista. Sí, el precio es elevado, especialmente si lo comparas con el Shelby GT500 que costaba $42,975 dólares en su momento, pero con solo 500 unidades fabricadas y la firma de Parnelli Jones en cada uno, su valor solo aumentará con el tiempo.

¿Quién es el verdadero jefe? Por ahora, el título se lo lleva el Saleen/Parnelli Jones Mustang. Un coche limitado, nostálgico y con toda la actitud de las leyendas de las carreras.